MI NIÑA

Nunca antes había sentido un amor tan intenso. Dicho sentimiento me elevaba, una sensación divina que a la vez me hacía sentir levemente vulnerable.
Y aquel día, en aquella sala rodeado por tantos ojos juré que siempre te amaría con todo mi corazón. Que te protegería con todas mis fuerzas. Que seré tu escudo y tu armadura. Que siempre estaré aquí para ti. Mi vínculo contigo es de por vida. Aquí estaré para cogerte de la mano y andar juntos el largo sendero que hay por delante. Ayudándote a esquivar cualquier piedra que haya de por medio. Y en caso de que tropezases con alguna, recogerte y levantarte, secar tus lágrimas, besar tu frente y curar tus heridas. En compartir todos aquellos momentos que te hagan feliz tanto a ti como a mí. En elevarte tan cerca como pudiese acercarte a las nubes, aún estando de barro yo hasta las rodillas. Todo lo daré por ti, lo juro por mi vida. Te entrego mi alma, y como antes te dije, por siempre y para siempre te amaré.
Espero que leas esto algún día para que tengas una remota idea de lo que significas para mí, princesa de mi castillo, reina de mi reino, dueña de mi vida y mi eterna responsabilidad, te amo mi hija.

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Joan Moody.